Para saberme tuya,
para ararme de punta a cabo,
no necesitas más que andarme,
que te florezco con besos y palabras,
que te florezco entera si me labras.
Para saberme tuya
solo préstame la palma de tu mano
para ponerte el alma, las ganas, los suspiros,
para poner mi primer aliento
y el último de mis latidos.
Para saberme tuya
¿no sabes ya, corazón mío?
A donde nos conducen los desvaríos,
que no hay casualidad en el encuentro de dos ríos,
que el mar se crece de arroyuelos
y es la fuerza que impulsa todo sino.
Para saberme tuya
tan solo baja la mirada,
y refugiada en tu aroma
mírame dormida.
Publicado en Diario de Colima Suplemento Ágora el día 17 de julio de 2011
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