Cuando somos niños, para la mayoría de nosotros, Papá simplemente es ese señor que se marcha de casa temprano, viene a comer corre y corre (a veces ni eso) y se va de nuevo para no regresar hasta la noche. Papá es a quien esperamos despiertos para poder contarle eso que nos ocurrió y nos tiene tan emocionados. Y también es el que olvida lo cansado que viene cuando nos colgamos de su cuello y le plantamos un beso en la mejilla.
Y aunque entonces no lo sepamos Papá es quien se desvela haciendo cuentas, sumando y restando mentalmente, tratando de encontrar la fórmula mágica para agregarle unas cuantas horas al día a fin de producir todo el dinero necesario para que nada nos falte o por lo menos para poder pasar un poco más de tiempo con sus hijos.
Papá es ese hombre que trabaja sin descanso, concentrándose en su labor, aparentemente olvidado de nosotros, pero siempre teniéndonos en el corazón, como su más grande motivación y su motor, parece no estar, pero vela y cuida esmeradamente de nosotros.
A papá no le hacemos festival en la escuela y cuando se lo hacemos repetimos las danzas que nos aprendimos para mamá…a papá no le agradecemos cuando nos sirven la sopa, ni cuando nos ponemos la camisa recién planchada, papá muchas veces no está para ponernos un curita y abrazarnos cuando nos herimos y el llanto nos ahoga, tampoco es quien borra nuestros garabatos del cuaderno para que los volvamos a hacer…no…Papá es quien debe salir a pesar del calor o el frío para que en la mesa pueda haber sopa, se pague la luz que permite que nuestra ropa se planche, veamos las caricaturas y encendamos la computadora. Papá muchas veces llega tan tarde que nos encuentra dormidos, nos mira y suspira al ver el curita en el codo o la sombra de las lágrimas sobre nuestras mejillas, trata de imaginar que penas nos afligen y se lamenta por no estar más tiempo a nuestro lado, y allí está él, en silencio, porque le tocó ser el fuerte, porque aunque nos ame con la misma ternura que mamá tiene muy pocas oportunidades para demostrarlo y nos lleva a la cama dormidos, nos da un beso en la frente del que no nos damos cuenta y bendice a la vida por tenernos.
Papá es quien usa su día de descanso para jugar al futbol con nosotros, manejar para llevarnos de paseo, o sostenernos la bicicleta mientras aprendemos a andar solos, es quien la suelta en silencio y nos deja ir libres sintiéndose orgulloso y feliz de cada uno de nuestros logros. Papá se queda callado esbozando una sonrisa… y pasa el tiempo, llegan los años de las ilusiones y desilusiones, de los noviazgos, de las primeras decisiones y las primeras rupturas. Papá nos mira, sabe que la vida nos está reclamando, que el tiempo se le ha ido trabajando para nosotros, para que nos volvamos grandes, para que estemos bien, y se alegra, se llena de orgullo de vernos crecidos. A veces, mueve la cabeza sabiendo que nos estamos equivocando…y se queda cerca para poder ayudarnos cuando nos demos cuenta, cuando tropecemos, listo para sostenernos. Nos deja hacer, porque sabe que tenemos que aprender.
Papá es ese que temblando nos lleva del brazo cuando cruzamos la iglesia vestidas de blanco. El que nos arregla la corbata y nos palmea el hombro cuando vamos a nuestra graduación. Se va haciendo viejo, callado, su luz maravillosa parece pequeña al lado de la luz de nuestra madre, y sin embargo es la luz que todo lo ilumina. Con papá dialogamos con la mirada.
Papá es ese que aguanta las lágrimas cuando nos mira, porque la ternura la ha llevado siempre en el corazón. En sus manos afanosas, en su incansable hacer nos ha amado silenciosamente, siempre me he preguntado ¿porque al trabajar Papá cumple con una obligación y al cuidarnos mamá cumple con un amor abnegado? ¿No es acaso tan abnegado un afán como el otro?
Los roles van cambiando en nuestro día a día y cada vez más mujeres tienen que trabajar ya sea para colaborar económicamente o porque son jefas de familia, la labor de la mujer se ve entonces doblemente aplaudida y admirada. Las que hemos tenido que trabajar para solventar los gastos de un hogar podemos comprender los interminables afanes de nuestros padres y de todos los buenos padres del mundo. Un afán y un quehacer amorosamente silencioso, muchas veces incomprendido.
¿Quién es Papá? Papá es ese que deja la vida suspendida mientras trabaja, para que nosotros podamos vivirla y disfrutarla. Papá es ése ser maravilloso, entregado e insustituible que nos marca el camino con su ejemplo y nos demuestra día con día que nos ama…aunque muchas veces parezca que no nos damos cuenta…que no sea así, quiérelo mucho, agradécele siempre y abrázalo muy fuerte hoy y cada día de su vida.
Feliz día del Padre a todos los papás y a mi padre desde aquí: Gracias Papá. Te amo.
Publicado en Diario Mujer del Diario de Colima el día 16 de junio de 2011
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